Leído en Radio Úbeda el día 27/11/2007
Uno, que tiene la sana costumbre de hojear la prensa diaria provincial, ha visto cómo la misma se hacía eco días pasados de la restauración integral e iluminación del puente renacentista de Marmolejo, puente sobre el río Guadalquivir situado junto al balneario. En este puente, al que se ha dotado incluso de iluminación eléctrica, se ha realizado una actuación que los políticos -en su argot- denominan “puesta en valor”.
Pues bien, esta noticia, que, sinceramente, nos agrada por cuanto cualquier accción que conlleve la recuperación o mantenimiento del patrimonio histórico- artístico de nuestro entorno es bien recibida, no nos puede dejar indiferentes por lo que de agravio comparativo tiene con nuestra ciudad: en nuestro término municipal tenemos otro puente también renacentista, un puente salido de las manos de Vandelvira; sí, ese Vandelvira de El Salvador, del Palacio de las Cadenas, de gran parte de la catedral de Jaén, entre otros muchos monumentos; ese magnífico arquitecto que todos ustedes conocen y cuyas obras han sido declaradas patrimonio de la humanidad; ese puente renacentista se está muriendo de inanición bajo las aguas de un pantano, me refiero, ya lo habrán adivinado, al Puente Ariza.
Pues bien, esta noticia, que, sinceramente, nos agrada por cuanto cualquier accción que conlleve la recuperación o mantenimiento del patrimonio histórico- artístico de nuestro entorno es bien recibida, no nos puede dejar indiferentes por lo que de agravio comparativo tiene con nuestra ciudad: en nuestro término municipal tenemos otro puente también renacentista, un puente salido de las manos de Vandelvira; sí, ese Vandelvira de El Salvador, del Palacio de las Cadenas, de gran parte de la catedral de Jaén, entre otros muchos monumentos; ese magnífico arquitecto que todos ustedes conocen y cuyas obras han sido declaradas patrimonio de la humanidad; ese puente renacentista se está muriendo de inanición bajo las aguas de un pantano, me refiero, ya lo habrán adivinado, al Puente Ariza.
Ya hubo algún proyecto de traslado, previo desmontaje piedra a piedra; incluso se habló de ubicarlo en otra zona del río Guadalimar, o de su asentamiento en el actual parque norte, idea ésta que hubiera sido la más acertada, pues con las dimensiones del puente ese parque sería algo grandioso, visible desde gran parte de la comarca. Ignoramos si el proyecto de salvar el puente fue alguna vez tomado realmente en serio o sólo se trató de una maniobra de dilatación en el tiempo para su definitivo olvido, el caso es que hubo algo -nunca explicado lo suficiente- entre el Ministerio de Obras Públicas y la incipiente, por entonces, Escuela Taller, que no permitió un acuerdo para salvar nuestro querido Puente Ariza, entre todos lo mataron y él solito se ahogó.
Ya ven, es mejor que ese día yo no hubiera visto el periódico, pues con el subidón de alegría por la puesta en valor del Puente Renacentista de Marmolejo, me vino la más que justificada indignación por el recuerdo de la pérdida, ojalá que no sea irreversible, de nuestro Puente Ariza, también renacentista, y vandelviriano para más inri.
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