jueves, noviembre 06, 2008

ANGEL MAYOR TALAVERA

Ángel era un hombre sencillo, del campo. Nació pobre y murió pobre, jamás conoció lo que era el lujo, ni la vida placentera, ni el derroche ni ningún indicio de lo que conocemos por "la buena vida". Él únicamente pudo sobrevivir, fue un desheredado de la tierra.
No tenia estudios, nunca fue a la escuela, no tuvo muchas oportunidades.
Su vida era el campo. Conocía palmo a palmo las tierras del condado, el Guadiana Menor, las Sierras de Jaén y todos sus rincones. Sabía donde estaban los espárragos, donde los madroños, donde los conejos... sabia sobrevivir con solo sus pies y sus manos... y el campo.
Dormía allá donde le pillara la noche, conocía todas las veredas, los padrones, las fuentes y los manantiales.
Nunca tenia miedo, estaba en su casa, ... en el campo.
Siempre se desplazaba andando. Cruzó desde Cádiz hasta Valencia, desde Torreperogil hasta Lorca, desde Vilches hasta Ciudad Real. Siempre andando, siempre a campo abierto.
Angel nos contaba cómo habia conocido a los maquis que se ocultaban en la sierra, cuando la atravesaba para buscarse la vida.
Ángel era un hombre sencillo, cuya memoria no será fácil borrar de mi mente. Tenia tanto que enseñarme que yo me sentía a su lado un auténtico inútil.
Tuve tantas cosas que aprender de él, que ahora me siento casi un huérfano desvalido.
Caminar a su lado en plena naturaleza era aprender el valor de las cosas. Todo tenia sentido, todo podía ser útil.
Ángel era feliz calentando sus manos frente a la chimenea de leña, mientras contaba mil veces la misma historia.
Ángel nunca tenia prisa.
Querido Ángel, me he quedado sin saber donde cogías los madroños, y ya no podrás venir conmigo. Tampoco podrás enseñarme donde estaba el "arrezul". Sé que lo habrías hecho encantado, como cuando fuimos a buscar espárragos.
Pero yo no quería coger espárragos, yo solo quería acompañarte, aprender de ti, comprender las cosas sencillas.
Ángel, un hombre sencillo, un hombre ya mayor, ha muerto hoy.
Se fue igual que vino, sin nada.
El solamente quiso que cuando llegara su hora, metieran dentro de su caja sus humildes botas y una bolsa con tierra... del campo.
Yo se que ahora disfrutaras de verdes prados y de paisajes inimaginables. Yo sé que ahora serás feliz, contando tus historias a los ángeles del cielo, junto a una hoguera.
Bienaventuralos los desheredados de la tierra, porque de ellos es el reino de los cielos.
In memorian.

No hay comentarios:

Publicar un comentario