En una entrada anterior anunciamos que poco a poco iríamos desgranando algunas de la quejas silenciosas que los vecinos de Úbeda protragonizan contra el ruido. Entonces veíamos un cartel en la puerta de la sacristana de San Lorenzo. Luego todos pudimos ver algunas fotografías más en la prensa con políticos y todo buscando soluciones. Todo agua de borrajas porque en San Lorenzo el botellón sigue como entonces.
En otras ocasiones los vecinos pasan a la acción directa. Lo hacen, claro está, en aspectos en los que no se toman la justicia por su mano ni incumplen norma alguna. Sencillamante, remedian lo que pueden remediar. Por sus propios medios. Lo hacen hartos de que nadie tenga en cuenta que determinados ruidos pueden evitarse con muy poco esfuerzo. Pero a todo el mundo, en este caso al ayuntamiento y sus operarios, le resulta indiferente ese ruido que molesta a "otros".